Aunque cuesta un poco, al final es reconfortante llegar a Morada Santa. Ahí en Los Higos, en medio de las montañas de nuestra tierra y rodeada de vegetación y corrientes fluviales, se encuentra parte de nuestra familia espiritual; una iglesia liderada por nuestra querida hermana Margarita y formada por gente alegre que al son de tumba, güiro, pandero y maraca alzan su voz en alabanza a nuestro Dios.
viernes, 5 de febrero de 2010
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